Puro Cuento!!!

Samstag, Mai 27, 2006

El Primo

- ¿Carnet?
- ¿Perdón?
- Tu carnet... tienes que tener 18 para poder entrar.
- Bue, no lo traje... ¿te sirve la licencia de conducir?
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¡Linda la cuestión! No bastaba con haber tenido que mentirle a mis papás, con involucrar a mis abuelos en la mentirilla, con los enormes tacos que me hacían doler los pies antes de bailar UNA canción siquiera, ni con estar pintada como puerta para verme más grande (las ideas de la Agu...), ahora tenía que convencer al gorila de la puerta de que era mayor de edad. Lo bueno del asunto es que tenía mi licencia alemana, que por un error de tipeo me daba 2 años más de los que tengo: 19, perfecto para entrar.
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"Gorilis portorum" me miró con cara rara, pero no hizo ningún comentario y me dejó entrar. Detrás mío escuché un "yo vengo con ella". Alcancé a darme vuelta justo a tiempo para ver a la Agu pasar de largo, con la cabeza bien en alto y con su mejor cara de "no me jodas" justo antes de que el gorila atinase a decirle algo. Típico de ella. "Camina rápido antes de que este gil me venga a sacar", me dijo mientras me agarraba de un brazo y a mí me daba un ataque de risa. Entramos y para mi horror, la concurrencia bailaba La Mayonesa como si en eso se les fuera la vida.
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- Ah, no, no te vas a poner pesada ahora por la música, con lo que nos costó venir!!!!
- Ppppffff, o sea, para esto, mejor salgo a carretear con Helen y la Carola
- Ya, por favor cambia la cara de asco, que ahí viene Max
- Uuuuuuu, Maaaaaax!!!! Jajajajajaja, Agu, jamás pensé que te iba a ver justamente a ti baboseando tanto con un tipo. Te creo la Montse, la Fefi, pero tú??
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Normalmente me habría tapado a garabatos, pero entre la música y su embobamiento, ni me escuchó. Hay que reconocerlo, Max es encantador. Y muy caballero él, apenas nos vio se acercó a saludarnos. Estaba muerto de la risa, con cara de llevar harto más que un vaso de piscola en el cuerpo. Cuando saludó a la Agu, se quedó abrazándola. Nos miramos los tres. Ellos dos con cara de "Isa, te queremos, pero SOBRAS". Yo, con cara de "necesito una excusa para retirarme dignamente". Silencio muy incómodo, de esos que me descolocan. Y justo antes de abrir la boca para decir que iba al bar, Max agarró del brazo a un tipo que yo nunca había visto.
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- Isa, ¿conoces a mi primo Alberto?
- No
- Bueno, te lo presento. Alberto, ella es la Isa, la hermana de Vicente. ¿Por qué no la invitas a tomar algo al bar?
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Y se fueron muy acaramelados. dejándome sola con este perfecto desconocido. "Los amiguitos de año", alcancé a pensar, cuando el primo de Max, so not my kind of guy, me tomó la mano. ¡De la mano, el muy patudo! Se hizo el loco con mi más-que-evidente-cara-de-espanto, y me preguntó qué quería tomar. "Ron". Se metió al tumulto de la barra libre sin soltarme la mano. Resultado: Puré de Isa. Entre la cantidad de ebrios luchando sin control por un espacio cerca del barman, que a esa altura del partido todos consideraban su mejor amigo y esos horribles tacos que la Agu me hizo poner, estuve a punto de caerme varias veces. En vista de esto, Alberto me abrazó. "Para que no te caigas", me dijo con su aliento pasado a copete, como si yo fuera tan tonta de creérmela. Bien winner el primo. Mis intentos de zafarme fueron infructuosos.
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- Si te suelto, te caes. Un caballero no dejaría que su dama se caiga.
- Un caballero jamás me habría metido a esta montonera de borrachos. Y por favor, no me "damees", que lo encuentro último de ordinario.
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Se rió, pero no me soltó el muy idiota. Estaba tan, pero tan curado que no le dolieron las quinientas patadas en las canillas que le di. Suspiré y me di por vencida. Gracias a Dios, el barman se dio cuenta y nos pasó los copetes altiro. Menos mal. "Salvada por el barman, qué indigno", pensé, mientras Don Beodo me arrastraba a la pista de baile. Obligada a bailar La Macarena, pero al menos no iba a tener que conversar con él. Al menos, eso creí por un segundo.
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- Y tú, ¿qué haces?
- Uy, qué creativo... voy al colegio.
- ¿Y usai faldita o jumper? Porque me re calientan las minas con jumper.
- Entonces uso faldita.
- Ah, esas también me calientan...
- Oye, más respeto!!!
- Tranquila. ¿Otro copete?
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Definitivo, era un pelmazo. Para peor, el tipo se me acercaba demasiado, y por más que trataba de correrme, se seguía acercando. "Por qué cresta Max tiene tantos amigos". La pista estaba tan repleta de gente que no tenía dónde arrancarme. Empecé a mirar con desesperación a mi alrededor, buscando a la Agu para que me rescatara de aquel engendro de calentura, pero estaba sentada en una mesa, conversando con Max, y no me vio. Al menos, había ron. El primo me empezó a poner caras que - de seguro - él consideraba de lo más sexy. Si se hubiera visto en el espejo, capaz y se espantaba tanto como yo.
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Terminó La Macarena y empezó Sin Documentos de Los Rodríguez. "Al menos buena música para pasar el trance". Error. El galán-de-porno-de-bajo-presupuesto intentaba abrazarme y yo trataba por todos los medios de escapar con la clásica técnica de "no te pesco porque: a) estoy fumando, b) estoy tomando", en orden aleatorio y consecutivo. No me resultó. Lo que sí conseguí fue una curadera incipiente. El primo me abrazaba, me hacía tomar más, y en medio de mi mareo/borrachera, se puso a cantarme al oido eso de "quiero ser el único que te muerda la boca". ¡Horror! La dignidad para la casa. Lo empujé lejos y salí corriendo de la pista. Alberto salió corriendo detrás. Y mientras corría mirando hacia atrás para tratar de perderlo, tropecé.
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"¡Oye, más cuidado!", me dijo un tipo, afirmándome y con el pantalón manchado con el whisky que tenía en su vaso hasta un segundo antes de chocar conmigo. Apenas logré balbucear un "disculpa" y me quedé helada. Levantó la vista y me volvió a mirar. Debe haberse dado cuenta de lo desesperada que estaba, porque vio a Alberto y reaccionó en un segundo. Me abrazó y gritó un cómo estás, tanto tiempo. Y mientras se hacía el que me saludaba, preguntó:
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- ¿Qué onda con este weón?
- Quiero que se vaya...
- ¿Te está molestando?
- Sí. ¡Por favor, sálvame!!!