Puro Cuento!!!

Sonntag, April 16, 2006

"Pijama Party"

Aburrida, enojada y picada como estaba después de la conversación con el dizque-amoroso-mejor-amigo-de-mi-hermano, anduve con la peor de mis caras y el más horrible de mis humores durante tres días. Después de varios intentos infructuosos por alegrarme el día (y de paso, alegrárselo él mismo) mi Opa decidió llamar a la artillería pesada. A las cuatro en punto sonó el timbre.
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- ¿Y tú? ¿Qué haces acá?
- ¿Qué, no soy bienvenida?
- Claro que sí, tarada, es que yo te hacía en Dominicana todavía...
- Pues no, llegué ayer en la mañana
- ¿Y cómo estuvo eso?
- Uffff, si te contara... increíble estuvo eso
- Dale, cuenta, qué hiciste?
- Isa...
- ¿Qué?
- ¿Puedo entrar primero?
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¡Plaf! No sé cómo lo hace, pero la Agustina siempre se las arregla para pillarme volando bajo. Eso, unido a su ya mítico humor británico (educado, elegante y muy, pero muy negro) y a su buena disposición para reirse conmigo de un cuanto hay - principalmente de terceras personas - nos convirtieron en las mejores amigas desde la primera vez que nos vimos, en sexto básico, cuando llegó al colegio proveniente de una de esas ciudades del sur de clara influencia teutona. Entonces, yo era la misma ñoña que soy ahora, pero con menos onda. Al menos, eso dice ella. Por esas cosas del destino, la mandaron a sentarse a mi lado ese primer día de clases... y hasta hoy, las monjas se arrepienten.
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"Bueno, ¿me quieres explicar de qué va todo este berrinche?", fue lo primero que me dijo una vez que hubo saludado a mis abuelos y a la Olguita, y después de entregarles una botella de ron añejo made in República Dominicana, donde suele ir de vacaciones a la casa de una de sus hermanas, que confundió amor con Caribe y se fue tras "ese hombre" que ahora es su cuñado favorito. No es que se haya dado vuelta la chaqueta en vista de las enormes posibilidades vacacionales que dicho romance le trajo, sino que Edgar resultó ser mejor estratega que nosotras dos juntas y atacó su punto más débil: el estómago. Resultó que su cuñado no sólo es dominicano, además es chef y de los buenos. Después de la cena que preparó para agradecer la bienvenida que su "familia chilena" le brindó cuando vino a conocerlos, la Agu pasó del odio más profundo hacia el hombre que se llevaba lejos a su hermana, al amor del buen sibarita por quien le provee de una buena mesa. Cuando le hice notar la inconsistencia de su actuar, me replicó con una contundencia de animal político que ya se la quisieran varios en Valparaiso: "con la comida no se juega".
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Le conté del "episodio MSN" y tras un breve y desapasionado juicio de la Agu, decidí que no valía la pena amargarse tanto por lo que el infeliz gusano de Esteban me había dicho. En verdad era una tontería... sobre todo al lado de lo que mi amiga tenía que contarme.
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- Ni te imaginas de qué me enteré
- Agu, no me hagas eso, cuéntame!!!
- Adivina dónde va a ser el cumpleaños de Max
- No me digas que todavía lo andas psicopateando...
- ¡Obvio!
- Ay, Agustina...
- No me desvíes del tema. Arrendó el Vallarta para su fiesta, ¡com-ple-ti-to!
- ¡Mentiraaaaaaaaaaaa!
- ¿Qué, alargando las palabras como la Carola? Francamente, Isa, estoy preocupada
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Si no fuera por la enorme ironía que destilaba su sonrisa, yo también me habría preocupado. O sea, hablar como POPtimista no es mi idea de progreso en la vida. En fin. Igual me daba lata que la Agu siguiera tan embalada con ese psiquiatra que nunca dejaba claro si es que mi amiga le gustaba o no. Pero la Agu tiene respuestas para todo: "me encantan sus juegos mentales, lo educaron para eso". Sin comentarios. La verdad es que Max me cae re bien, como es amigo de Vicente, siempre me hace certificados por stress que logran inhabilitarme justo cuando hay retiro espiritual en el colegio... creo que por eso a la Agustina le gusta tanto.
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- Ok, tenemos dos problemas
- ¿Cuáles?
- Uno: ¿cómo vamos a entrar? Porque si arrendó el Vallarta, la cosa es con lista...
- Boba, estamos invitadas, me lo encontré en el Eladio anoche, cuando fuimos a comer con mi familia, y me dijo
- Bueno, problema resuelto, Ahora dime cómo arreglamos lo otro
- ¿Qué cosa?
- Estoy castigada
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Habría que fugarse. Después de deliberar, decidimos buscar refuerzos. Mal que mal, papá llamaba todos los días para asegurarse de que su "retoño en mal camino" estuviera en casa y no saliera a carretear. La pieza de mis abuelos era parada obligada en este periplo. Mi Oma veía "La historia vs Hollywood", por lejos su programa favorito, mientras mi Opa dormitaba bajo un volumen de Balzac que nunca pasaba de la página 25. Lo despertamos y les contamos a ambos del asunto. Ante nuestra debacle, mi abuelo sonrió:
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- ¿Y ustedes no saben hacer lesos a sus padres?
- Opa!!!!
- Bueno, hasta donde yo me acuerdo, Isabelita, tu mamá solía inventar malones en la casa de tu tía Soledad... por supuesto que se iban a la disco apenas desaparecíamos de su radar
- Me estás...
- Sin palabrotas, María Isabel!!!
- Lo siento. Entonces, ¿qué sugieres?
- Algo por el estilo, obviamente. ¿Qué se usa en estos tiempos?
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Los ojos de la Agu se abrieron de par en par. "¡Un pijama party!", exclamó con su mejor entonación arquimedeana. Mi respuesta no tardó en llegar:
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- Ja, klar. ¿Y tú crees que mis papás la van a comprar?
- No perdemos nada con intentarlo...
- ...
- Ya, no seas latera y dame el número de tu papá
- ¿Y si me retan?
- Bueno, ¿confías en mi o no? Dame el número!!!
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Le dí el número. Y mientras la Agu marcaba, yo sólo cruzaba los dedos, mal que mal, el cumpleaños de Max tenía toda la cara de que iba a ser JOHN CARRETE. Y yo no podía faltar.