Puro Cuento!!!

Dienstag, Dezember 26, 2006

Pelmazo

-Me estás...
-Sin palabrotas, María Isabel.
-Lo siento...

La respuesta fue automática, y el darme cuenta de eso me enfureció aún más. Y, claro, entre el ataque de risa que le dio a Esteban y mi cara de espanto/furia a punto de estallar podrían haber sacado un par de buenas escenas para el especial de Halloween de los Simpsons. Juro que estaba tan enojada y avergonzada como para esperar la próxima roja, bajarme del auto y salir corriendo. O como para buscar pelea.
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-¡No, no lo siento!
-Ah, ¿no?
-¡No tengo por qué! ¡TÚ ERES EL PELMAZO!
-Prefiero que me llames por mi nombre. A ver, repite conmigo: Eeeeesteeeeebaaaaaaan.
-Eeeeeeres uuuuuuun iiidiiioooootaaaaaaa. Lo habría hecho si hubieses tenido la decencia de decírmelo ANTES!!! De hecho, de haberlo sabido, no te hablaba.
-Y habría sido un agrado
-¿Y si lo tenías tan claro, por qué no me lo dijiste?
-Nunca preguntaste...
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Plaf. O el tipo era increíblemente sarcástico o definitivamente idiota. ¿Cómo iba a saberlo? Yo misma me respondí: "Fácil, preguntándole el nombre en alguna de las ochocientas oportunidades que tuviste, tarada". Ok, gracias a Dios que ya íbamos a llegar a la casa de la Oma y esta pesadilla se iba a acabar luego. Fue en ese momento cuando me di cuenta de que no ibamos a la casa de la Oma.
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-Oye, tú, abusivo, ¿dónde demonios crees que me llevas?
-¡Abusivo! Te llevo a tomar un café y a que te laves la cara antes de dejarte donde la Oma. Supongo que no pretenderás llegar así de borracha a su casa.
-¡Yo no estoy borracha!
-¿En serio? ¿Te has visto en un espejo últimamente?
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Por supuesto que me miré en el retrovisor lateral, mi segundo acto reflejo estúpido de la noche. Y, ¡horror de horrores!, Esteban tenía razón. Estaba empezando a deprimirme cuando llegamos a una YPF. Me senté y miré a mi alrededor, mientras Esteban iba al mostrador. Aparte de nosotros, sólo había otra mesa ocupada por tres clones de mi POPtimista importada, y sus chillidos comenzaron a retumbar en mi rulienta y adolorida cabeza. Damn it.
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-Te compré un moka.
-Bue, serás insoportable, pero al menos tienes buen gusto.
-El suficiente como para que me molesten los chillidos de la mesa del lado -me guiñó un ojo-. ¿Hacemos algo al respecto?
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Y sin esperar respuesta, caminó al wurlitzer con 100 pesos en la mano y una sonrisa mefistofélica en los labios, mientras yo empezaba a preguntarme si el tipo sería esquizofrénico dado el repentino cambio de actitud. Eligió una canción y volvió a la mesa.
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-A ver si son tan básicas como parecen. Lo malo es que vamos a tener que esperar a ver si resulta, porque estas tipas pusieron todo el disco de boleros de Luis Miguel.
-Ay, no. ¿Cuál de todos?
-Da lo mismo, es Luis Miguel cantando boleros.
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Los dos simulamos hacer arcadas y nos cagamos de la risa. No pude evitarlo, y ya con eso, se me empezó a pasar la mala onda. O sea, el tipo me había hecho reir, punto para él. De a poco, Esteban volvía a ser Johnnie Walker. Aproveché el minuto de buena onda para preguntar de dónde había salido, porque yo creía conocer a todos los amigos de mi hermano, y francamente me parecía raro no conocer, justamente, al más yunta.
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Resultó que sus papás se separaron un poco después de que Vicente se fue a Estados Unidos, y él se fue a vivir con su mamá a Viña. Obvio, yo era muy chica para acordarme. Tampoco era que mis papás le tuvieran mucho afecto: según ellos, Esteban era el responsable del pésimo comportamiento de mi hermano, y cuando Vicho se fue, se acabaron sus visitas a la casa.
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-Honestamente, no era yo precisamente el más maldadoso.
-Bueno, no es que Vicente sea de lo más santito.
-Las ideas fueron todas suyas...
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Y memorables. El detonante del odio paterno hacia Esteban fue un caballo. Cuando estaban en primero medio, al parcito se le ocurrió que se querían ir a mochilear en el verano, aventura que claramente no sería financiada por ninguno de nuestros progenitores, así que decidieron hacer negocios. Durante meses circularon diarios y botellas por mi casa. "También inventamos hacer fiestas en tu casa cada vez que tus papás no estaban, y cobrábamos entrada". Eso explicaba por qué Vicente siempre nos amenazaba a mí y a la Carola para que no dijéramos nada.
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Finalmente, un buen día Vicente y Esteban llegaron a casa con la, supuestamente, mejor inversión que podrían haber hecho: un caballo sucio y roñoso que apenas hacía nada más que rumiar su pasto. Más bien dicho, el pasto de la entrada de mi casa. Ante el ataque de histeria que sufrió mi santa y abnegada madre, amante de la naturaleza, especialmente de la que ella misma plantaba, el caballo fue rápidamente desterrado de nuestras vidas.
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-Vicente quería que el caballo viviera en el patio.
-¿Y qué demonios pretendían hacer con un caballo?
-La verdad, aún no lo sé, aunque Vicente pretendía llevarlo a las carreras. ¿Por qué crees que te digo que las ideas siempre fueron de tu hermano?
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Ni bien terminó de decir eso, la música cambió abruptamente. Porque de Luismi pasamos a una destemplada guitarra eléctrica, acompañada de una voz gutural que narraba la historia de un destemple estomacal de porporciones épicas. "Ataque de caca", de Los Mox. ¡Brillante! Las tres "Helens" de la mesa vecina saltaron de sus sillas como si tuviesen resortes allí donde la espalda pierde su castizo nombre y se llevaron sus chillidos con ellas, mientras al pasar nos dedicaban una mirada de odio y desprecio que respondimos con un ataque de risa.
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-Menos mal que mi hermano era el de las ideas.
-Bueeeeeeeno, algo aprendí. Por cierto, tú conociste a ese caballo. Hasta le pusiste nombre, aunque nunca entendí el por qué de la extraña denominación.
-¡La Minifalda! ¿Así fue como llegó? Adoraba a ese caballo. ¡Y no era roñoso!
- Es lo que decía tu papá...
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Al final nos embalamos conversando, en parte porque el tipo era muy simpático y un excelente narrador de las maldades que hacían cuando chicos, y en parte porque, escuchándolo contar sus historias, sentía que iba conociendo un poco más a mi hermano. Por su lado, me atrevería a decir que habló para entretenerme hasta que se me pasara la borrachera.
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Cuando llegamos a la casa de la Oma, ya eran casi las nueve de la mañana y yo me caía, pero esta vez de sueño. Mi abuela estaba aterrada de que algo me hubiese pasado; mi Opa sólo estaba escandalizado e indignado -¡ni Vicente era tan descarado!, vociferaba, y sus gritos se escuchaban hasta la calle-. Pero cuando me vieron llegar con Esteban, les cambió la cara en dos segundos. Milagro. El único reto fue porque no habíamos llamado para avisar que estábamos tomando café. Y además Esteban tuvo la delicadeza de echarse la culpa de todo. Definitivo, Johnnie estaba de vuelta, pero yo me estaba quedando dormida de pie. Apenas le di las gracias, entre bostezos, y empecé a subir la escalera para irme a acostar.
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-Oye, ¿no vas a decir nada?
-¿Nada de qué?
-No sé, que ya no te caigo mal, por ejemplo. Incluso, que te simpatizo un poco.
-No seas tan optimista...
-Bah, reconócelo.
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Me detuve a la mitad de la escalera, me di vuelta a mirarlo y esta vez la que sonrió lenta y maliciosamente fui yo.
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-Sí, es verdad. Eres un buen pelmazo.

Freitag, Juli 28, 2006

God bless Johnnie Walker

- Oye, la mina anda conmigo...
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Alberto miró al desconocido con cara de pocos amigos, mientras yo sólo quería que me tragara la tierra. O sea, ¡¡¡qué se cree!!! Pero antes de que alcanzara siquiera a mirarlo feo, el tipo del whisky lo agarró y le dijo algo que no alcancé a escuchar. No sé qué fue, pero dio resultado. El pelmazo de Alberto se disculpó, se alejó y no molestó más en toda la noche. "Conclusión mental: los milagros existen". Suspiré aliviada y busqué a la Agu con la vista. Ahí estaba, por fin me había visto y se acercó.
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- Oye, ¿qué onda?
- Claaaaaaro, AHORA te preocupas... ¿xq no viniste a salvarme antes?
- Pucha, Isa, no caché.
-"No caché"... acabo de hacer el papelón de la noche... ¡¡¡la amiguita!!!
- Pucha, Isa, de verdad lo siento.
- No, poh, si estabas coqueteándole a Max, toda caramelosa...
- Shhhhh... ¡¡¡cállate, que Max te va a escuchar!!!
- ... poniéndole caritas, y ni me pescaste cuando te hacía gestos, y...
- Isa, no te enojí...
- ...casi muero aplastada en la barra por culpa del idiota del primo...
- ¡¡¡Isa!!!
- ¿Qué?
- ¿Estás ebria?
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¿Cómo demonios lo hace para darse cuenta de todo? Tal vez la voz traposa, la total pérdida de control o el que estuviera del brazo de un perfecto desconocido me delataron. Honestamente, nunca en mi vida había tomado tanto en tan poco rato, y mi estado era tan lamentable que si le soltaba el brazo al N.N., me iba de espalda. El tipo se reía y le hacía gestos a Max, que entre que se moría de la risa y me preguntaba qué podía hacer para que lo perdonara por el mal rato. "Cómprame más ron y pídeme disculpas toda la noche". La Agu empezó a decirle que yo ya estaba lo suficientemente borracha y que mejor me comprara un agua mineral, pero bastó que levantara una ceja para que guardara silencio... la derecha, para ser más exacta. De pronto tuve la sensación de que eso me era demasiado familiar, y la boca abierta de mi amiga aumentaba esa sensación. ¿Dónde había visto eso antes? Max conversaba con el individuo, demasiado amigablemente. En cualquier otro momento eso me habría causado al menos un poco de curiosidad, pero ahora estaba demasiado concentrada (dentro de lo que el ron me lo permitía) tratando de saber de dónde había sacado lo de la cejita y de pronto... la iluminación. Mein Gott!!! ¡¡¡Cada día me parezco más a mi Oma!!!!
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- ¿Qué tanto piensas?
- Nada que te importe...
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Lo admito, estaba furiosa, quería desquitarme con alguien y fui re pesada con él, pero N.N. sonrió y sugirió que fuéramos a bailar. "Ah, no, otro jote más, nica", le respondí con mi mejor cara de odio, mientras la Agu trataba de calmarme un poco. "¿Y quién te está joteando? Yo dije que fuéramos a bailar TODOS", dicho lo cual le ofreció galantemente el brazo a la Agu y partió a la pista sin mirar atrás. Punto para el desconocido. Max se retorcía de la risa mientras me empujaba para que los siguiera. "Linda la weá, primero Alberto y ahora no pretenderán que baile axé", alcancé a pensar, cuando el tipo del whisky me pidió que lo acompañara. "Conozco al DJ, a ver si lo convencemos de que ponga algo más decente", y partió solo. Max me miraba y algo le decía a la Agu y ella entre que se reía y ponía cara de sorpresa, pero en esos momentos los odiaba tanto por lo del primo, que mejor me fui tras whiskyman, únicamente para saber qué iba a pedirle al DJ. Llegué tarde. Ya había seleccionado varias cosas y venía de vuelta. "A ver si esto te gusta más", me dijo justo cuando empezaron a sonar los primeros acordes de Why can't I be you. ¡¡¡The Cure!!! ¡¡¡Me encantan!!! Y se me debe haber notado en la cara. Mucho.
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- Por fin sonries. Salud por eso.
- Salud... buuu, no tengo copete. Bueno, tendré que tomar del tuyo.
- ¿Te gusta el whisky?
- No, pero igual. ¿Qué es?
- Chivas...
- No te puedo decir Chivas. Desde hoy serás Johnnie Walker. Y ahora, Johnnie Walker, dame ese vaso y baila.
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Debo haber estado muuuuuy borracha para haberle dicho eso y más encima, quitarle su copete, pero él se rió y me hizo caso. El tipo me estaba cayendo bien. Y resultó que además nos gustaba la misma música para carretear, porque después de The Cure, siguieron Morrisey, Blondie, Depeche Mode... Estuvimos bailando los cuatro, mucho rato, hasta que la Agu me dice que ya es hora de irnos. "Yo no me voy a ninguna parte, Aguuuuuuuafiestasssssssssssss". "Isa, estás muy borracha. Además, le dije a mi mamá que llegaba a las 4 y son las 4:30". Justo cuando la cosa se puso entretenida, la Agu se quería ir. Me volví a enojar y le dije que de ahí no me movía nadie. "Puta la borracha porfiada!!! Isa, por favor, te lo pido, vamos". Y yo, déle con que no me iba. Estaba en lo mejor de mi berrinche, cuando Johnnie Walker algo les dijo a la Agu y a Max.
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- Ya, Isa, yo me voy, sino capaz que me castiguen también. Max me va a ir a dejar.
- ¿Y cómo se supone que vuelva a mi casa?
- Tu nuevo amigo "Johnnie" te va a ir a dejar...
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Raro. La Agu siempre me cuida ene, y jamás me habría dejado con un tipo al que acababa de conocer, pero no alcancé a alegar, porque se despidió muy rápido y se fue con Max. Sobra decir que iban muertos de la risa. Doblemente raro.
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- ¿Y, bailamos?
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Así que seguimos bailando. Y, para mi sorpresa, lo pasé demasiado bien. Johnnie Walker, aparte de muy caballero, era muy chistoso. Estuvimos bailando y riéndonos de todo el mundo - principalmente de Alberto, que se estaba joteando a una mina y nuevamente recibía sólo caras de asco de vuelta - hasta que prendieron las luces. Pifeamos un rato, sólo por joder, y partimos al auto. Afuera hacía un frío espantoso y mi chaleco se había ido en el bolso de la Agu, pero Johnnie Walker me puso su chaqueta sobre los hombros y siguió caminando sin decir nada. "Me agrada". Más me agradó cuando llegamos al auto y me abrió la puerta. ¿Por qué no los hacen a todos así?
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- ¿Estás bien?
- Sí, gracias.
- Ponte el cinturón de seguridad. Vamos a tener que esperar a que se caliente el motor antes de prender el aire, sino, nos cagamos de frío.
- Oye, Juanito Caminante...
- ¿Qué?
- ¿Eso es un palo para que te devuelva la chaqueta?
- Jajaja... no, para nada.
- Menos mal, porque no pienso devolvértela todavía.
- No te preocupes, Isa.
- Por cierto, te he dicho Johnnie Walker toda la noche, pero no sé cómo te llamas...
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Sonrió, diría que con un poco de malicia. Le dio contacto al motor, bajó los seguros de las puertas y justo cuando el auto empezaba a moverse, me dijo:
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- Mucho gusto, María Isabel. Mi nombre es Esteban.

Samstag, Mai 27, 2006

El Primo

- ¿Carnet?
- ¿Perdón?
- Tu carnet... tienes que tener 18 para poder entrar.
- Bue, no lo traje... ¿te sirve la licencia de conducir?
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¡Linda la cuestión! No bastaba con haber tenido que mentirle a mis papás, con involucrar a mis abuelos en la mentirilla, con los enormes tacos que me hacían doler los pies antes de bailar UNA canción siquiera, ni con estar pintada como puerta para verme más grande (las ideas de la Agu...), ahora tenía que convencer al gorila de la puerta de que era mayor de edad. Lo bueno del asunto es que tenía mi licencia alemana, que por un error de tipeo me daba 2 años más de los que tengo: 19, perfecto para entrar.
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"Gorilis portorum" me miró con cara rara, pero no hizo ningún comentario y me dejó entrar. Detrás mío escuché un "yo vengo con ella". Alcancé a darme vuelta justo a tiempo para ver a la Agu pasar de largo, con la cabeza bien en alto y con su mejor cara de "no me jodas" justo antes de que el gorila atinase a decirle algo. Típico de ella. "Camina rápido antes de que este gil me venga a sacar", me dijo mientras me agarraba de un brazo y a mí me daba un ataque de risa. Entramos y para mi horror, la concurrencia bailaba La Mayonesa como si en eso se les fuera la vida.
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- Ah, no, no te vas a poner pesada ahora por la música, con lo que nos costó venir!!!!
- Ppppffff, o sea, para esto, mejor salgo a carretear con Helen y la Carola
- Ya, por favor cambia la cara de asco, que ahí viene Max
- Uuuuuuu, Maaaaaax!!!! Jajajajajaja, Agu, jamás pensé que te iba a ver justamente a ti baboseando tanto con un tipo. Te creo la Montse, la Fefi, pero tú??
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Normalmente me habría tapado a garabatos, pero entre la música y su embobamiento, ni me escuchó. Hay que reconocerlo, Max es encantador. Y muy caballero él, apenas nos vio se acercó a saludarnos. Estaba muerto de la risa, con cara de llevar harto más que un vaso de piscola en el cuerpo. Cuando saludó a la Agu, se quedó abrazándola. Nos miramos los tres. Ellos dos con cara de "Isa, te queremos, pero SOBRAS". Yo, con cara de "necesito una excusa para retirarme dignamente". Silencio muy incómodo, de esos que me descolocan. Y justo antes de abrir la boca para decir que iba al bar, Max agarró del brazo a un tipo que yo nunca había visto.
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- Isa, ¿conoces a mi primo Alberto?
- No
- Bueno, te lo presento. Alberto, ella es la Isa, la hermana de Vicente. ¿Por qué no la invitas a tomar algo al bar?
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Y se fueron muy acaramelados. dejándome sola con este perfecto desconocido. "Los amiguitos de año", alcancé a pensar, cuando el primo de Max, so not my kind of guy, me tomó la mano. ¡De la mano, el muy patudo! Se hizo el loco con mi más-que-evidente-cara-de-espanto, y me preguntó qué quería tomar. "Ron". Se metió al tumulto de la barra libre sin soltarme la mano. Resultado: Puré de Isa. Entre la cantidad de ebrios luchando sin control por un espacio cerca del barman, que a esa altura del partido todos consideraban su mejor amigo y esos horribles tacos que la Agu me hizo poner, estuve a punto de caerme varias veces. En vista de esto, Alberto me abrazó. "Para que no te caigas", me dijo con su aliento pasado a copete, como si yo fuera tan tonta de creérmela. Bien winner el primo. Mis intentos de zafarme fueron infructuosos.
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- Si te suelto, te caes. Un caballero no dejaría que su dama se caiga.
- Un caballero jamás me habría metido a esta montonera de borrachos. Y por favor, no me "damees", que lo encuentro último de ordinario.
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Se rió, pero no me soltó el muy idiota. Estaba tan, pero tan curado que no le dolieron las quinientas patadas en las canillas que le di. Suspiré y me di por vencida. Gracias a Dios, el barman se dio cuenta y nos pasó los copetes altiro. Menos mal. "Salvada por el barman, qué indigno", pensé, mientras Don Beodo me arrastraba a la pista de baile. Obligada a bailar La Macarena, pero al menos no iba a tener que conversar con él. Al menos, eso creí por un segundo.
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- Y tú, ¿qué haces?
- Uy, qué creativo... voy al colegio.
- ¿Y usai faldita o jumper? Porque me re calientan las minas con jumper.
- Entonces uso faldita.
- Ah, esas también me calientan...
- Oye, más respeto!!!
- Tranquila. ¿Otro copete?
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Definitivo, era un pelmazo. Para peor, el tipo se me acercaba demasiado, y por más que trataba de correrme, se seguía acercando. "Por qué cresta Max tiene tantos amigos". La pista estaba tan repleta de gente que no tenía dónde arrancarme. Empecé a mirar con desesperación a mi alrededor, buscando a la Agu para que me rescatara de aquel engendro de calentura, pero estaba sentada en una mesa, conversando con Max, y no me vio. Al menos, había ron. El primo me empezó a poner caras que - de seguro - él consideraba de lo más sexy. Si se hubiera visto en el espejo, capaz y se espantaba tanto como yo.
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Terminó La Macarena y empezó Sin Documentos de Los Rodríguez. "Al menos buena música para pasar el trance". Error. El galán-de-porno-de-bajo-presupuesto intentaba abrazarme y yo trataba por todos los medios de escapar con la clásica técnica de "no te pesco porque: a) estoy fumando, b) estoy tomando", en orden aleatorio y consecutivo. No me resultó. Lo que sí conseguí fue una curadera incipiente. El primo me abrazaba, me hacía tomar más, y en medio de mi mareo/borrachera, se puso a cantarme al oido eso de "quiero ser el único que te muerda la boca". ¡Horror! La dignidad para la casa. Lo empujé lejos y salí corriendo de la pista. Alberto salió corriendo detrás. Y mientras corría mirando hacia atrás para tratar de perderlo, tropecé.
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"¡Oye, más cuidado!", me dijo un tipo, afirmándome y con el pantalón manchado con el whisky que tenía en su vaso hasta un segundo antes de chocar conmigo. Apenas logré balbucear un "disculpa" y me quedé helada. Levantó la vista y me volvió a mirar. Debe haberse dado cuenta de lo desesperada que estaba, porque vio a Alberto y reaccionó en un segundo. Me abrazó y gritó un cómo estás, tanto tiempo. Y mientras se hacía el que me saludaba, preguntó:
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- ¿Qué onda con este weón?
- Quiero que se vaya...
- ¿Te está molestando?
- Sí. ¡Por favor, sálvame!!!

Sonntag, April 16, 2006

"Pijama Party"

Aburrida, enojada y picada como estaba después de la conversación con el dizque-amoroso-mejor-amigo-de-mi-hermano, anduve con la peor de mis caras y el más horrible de mis humores durante tres días. Después de varios intentos infructuosos por alegrarme el día (y de paso, alegrárselo él mismo) mi Opa decidió llamar a la artillería pesada. A las cuatro en punto sonó el timbre.
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- ¿Y tú? ¿Qué haces acá?
- ¿Qué, no soy bienvenida?
- Claro que sí, tarada, es que yo te hacía en Dominicana todavía...
- Pues no, llegué ayer en la mañana
- ¿Y cómo estuvo eso?
- Uffff, si te contara... increíble estuvo eso
- Dale, cuenta, qué hiciste?
- Isa...
- ¿Qué?
- ¿Puedo entrar primero?
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¡Plaf! No sé cómo lo hace, pero la Agustina siempre se las arregla para pillarme volando bajo. Eso, unido a su ya mítico humor británico (educado, elegante y muy, pero muy negro) y a su buena disposición para reirse conmigo de un cuanto hay - principalmente de terceras personas - nos convirtieron en las mejores amigas desde la primera vez que nos vimos, en sexto básico, cuando llegó al colegio proveniente de una de esas ciudades del sur de clara influencia teutona. Entonces, yo era la misma ñoña que soy ahora, pero con menos onda. Al menos, eso dice ella. Por esas cosas del destino, la mandaron a sentarse a mi lado ese primer día de clases... y hasta hoy, las monjas se arrepienten.
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"Bueno, ¿me quieres explicar de qué va todo este berrinche?", fue lo primero que me dijo una vez que hubo saludado a mis abuelos y a la Olguita, y después de entregarles una botella de ron añejo made in República Dominicana, donde suele ir de vacaciones a la casa de una de sus hermanas, que confundió amor con Caribe y se fue tras "ese hombre" que ahora es su cuñado favorito. No es que se haya dado vuelta la chaqueta en vista de las enormes posibilidades vacacionales que dicho romance le trajo, sino que Edgar resultó ser mejor estratega que nosotras dos juntas y atacó su punto más débil: el estómago. Resultó que su cuñado no sólo es dominicano, además es chef y de los buenos. Después de la cena que preparó para agradecer la bienvenida que su "familia chilena" le brindó cuando vino a conocerlos, la Agu pasó del odio más profundo hacia el hombre que se llevaba lejos a su hermana, al amor del buen sibarita por quien le provee de una buena mesa. Cuando le hice notar la inconsistencia de su actuar, me replicó con una contundencia de animal político que ya se la quisieran varios en Valparaiso: "con la comida no se juega".
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Le conté del "episodio MSN" y tras un breve y desapasionado juicio de la Agu, decidí que no valía la pena amargarse tanto por lo que el infeliz gusano de Esteban me había dicho. En verdad era una tontería... sobre todo al lado de lo que mi amiga tenía que contarme.
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- Ni te imaginas de qué me enteré
- Agu, no me hagas eso, cuéntame!!!
- Adivina dónde va a ser el cumpleaños de Max
- No me digas que todavía lo andas psicopateando...
- ¡Obvio!
- Ay, Agustina...
- No me desvíes del tema. Arrendó el Vallarta para su fiesta, ¡com-ple-ti-to!
- ¡Mentiraaaaaaaaaaaa!
- ¿Qué, alargando las palabras como la Carola? Francamente, Isa, estoy preocupada
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Si no fuera por la enorme ironía que destilaba su sonrisa, yo también me habría preocupado. O sea, hablar como POPtimista no es mi idea de progreso en la vida. En fin. Igual me daba lata que la Agu siguiera tan embalada con ese psiquiatra que nunca dejaba claro si es que mi amiga le gustaba o no. Pero la Agu tiene respuestas para todo: "me encantan sus juegos mentales, lo educaron para eso". Sin comentarios. La verdad es que Max me cae re bien, como es amigo de Vicente, siempre me hace certificados por stress que logran inhabilitarme justo cuando hay retiro espiritual en el colegio... creo que por eso a la Agustina le gusta tanto.
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- Ok, tenemos dos problemas
- ¿Cuáles?
- Uno: ¿cómo vamos a entrar? Porque si arrendó el Vallarta, la cosa es con lista...
- Boba, estamos invitadas, me lo encontré en el Eladio anoche, cuando fuimos a comer con mi familia, y me dijo
- Bueno, problema resuelto, Ahora dime cómo arreglamos lo otro
- ¿Qué cosa?
- Estoy castigada
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Habría que fugarse. Después de deliberar, decidimos buscar refuerzos. Mal que mal, papá llamaba todos los días para asegurarse de que su "retoño en mal camino" estuviera en casa y no saliera a carretear. La pieza de mis abuelos era parada obligada en este periplo. Mi Oma veía "La historia vs Hollywood", por lejos su programa favorito, mientras mi Opa dormitaba bajo un volumen de Balzac que nunca pasaba de la página 25. Lo despertamos y les contamos a ambos del asunto. Ante nuestra debacle, mi abuelo sonrió:
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- ¿Y ustedes no saben hacer lesos a sus padres?
- Opa!!!!
- Bueno, hasta donde yo me acuerdo, Isabelita, tu mamá solía inventar malones en la casa de tu tía Soledad... por supuesto que se iban a la disco apenas desaparecíamos de su radar
- Me estás...
- Sin palabrotas, María Isabel!!!
- Lo siento. Entonces, ¿qué sugieres?
- Algo por el estilo, obviamente. ¿Qué se usa en estos tiempos?
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Los ojos de la Agu se abrieron de par en par. "¡Un pijama party!", exclamó con su mejor entonación arquimedeana. Mi respuesta no tardó en llegar:
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- Ja, klar. ¿Y tú crees que mis papás la van a comprar?
- No perdemos nada con intentarlo...
- ...
- Ya, no seas latera y dame el número de tu papá
- ¿Y si me retan?
- Bueno, ¿confías en mi o no? Dame el número!!!
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Le dí el número. Y mientras la Agu marcaba, yo sólo cruzaba los dedos, mal que mal, el cumpleaños de Max tenía toda la cara de que iba a ser JOHN CARRETE. Y yo no podía faltar.

Montag, März 13, 2006

La ventana indiscreta

Estaba muerta de la risa, conversando por el MSN de la Oma con el Vicho. Después de narrarle los pormenores de la vida con el algodón de azúcar (aka Helen) y de los subsiguientes castigos, Vicente me contaba porqué el papá lo había dejado sin plata. Resulta que mi querido hermanito no halló nada mejor que gastarse como 2000 dólares en UN FIN DE SEMANA... todo para "ir a ver" a una francesa a su casa en Bourdeaux. Plop. Al menos, según él, valió la pena.
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- Ya, pero cuenta, cómo fue eso!!!
- Olvídalo, no te pienso decir nada.
- Pero xq??
- Eres mi hermana!!!! Sería bastante enfermo de mi parte empezar a contarte los detalles...
- Ew, Vicente, no quiero saber tanto!!!
- Ja! Te encantaría saber... lo malo es que la historia no es apta para menores de edad como tú :p
- Vicho, eres un vaca. Al menos cuéntame cómo te pilló el papá.
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Vaca y poco pillo, porque en vez de sacar la plata y después inventar una cuota de matrícula o algo por el estilo (algo que se le ocurrió DESPUÉS), mi bro pagó con la tarjeta de crédito... obvio que al papá le llega la cuenta con el detalle de los gastos.
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- Vicente, tengo que decirte algo, pero sin enojarse!!!
- Qué cosa??
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Me puse a tipear. En el momento exacto en que empecé a escribir, apareció otra ventana. Apenas apreté "enter", me di cuenta de que mi respuesta había sido enviada... ¡pero no a mi hermano!
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- Eres enfermo de barsa y muy, pero muy re weón
- Aló?? Oma??
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Doble plop. Entre mi vergüenza por el equívoco y la presión de mi hermano ("ya, poh, Isa, qué cosa?"), no atiné a decir nada. Me quedé mirando la pantalla, sin cachar ni una.
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- Oma, qué onda? Qué hace conectada? Xq me dice eso?
- No soy la Oma
- ...
- ...
- Ya. Y si no es la Oma, con quién tengo el disgusto de hablar?
- Uy, qué simpatía
- Yo no empecé la conversación insultando de entrada...
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"Buena" onda. Me disponía a explicarle mi error, cuando me di cuenta de que no sabía con quién estaba hablando. Miré su dirección de correo: balletazul_72. ¡Más encima, es chuncho! Miré la foto. El simpático patito amarillo me miraba con sorna. Cero información. Obligada a hablarle al portento de simpatía...
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- Puedo saber con quién estoy hablando?
- Iba a preguntar lo mismo, María Isabel
- ¿? Cómo sabes quién soy?
- Duh! Pero qué "pilla" saliste. Le pregunté a Vicente. ¿Así que ya pasaste por el repostero? Vaya uno a saber qué cagá te mandaste...
- Oye, qué te pasa, no te he dado la confianza como para que me trates así. Por lo menos dime con quién estoy hablando!!!
- Soy Esteban
- ¿Esteban?
- El amigo de tu hermano, ponte tú...
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¡El famoso Esteban! ¿No que era tan adorable? Es un plomo!!! La ventana de Vicente se prendió de nuevo.
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- Así que hablas con Esteban, jejejeje
- Con el plomo de tu amigo, querrás decir
- Ah, veo que te acuerdas de él
- Acordarme? No me acuerdo de él, pero es un pesado
- Isa, es el weón que te tiraba los rulos y que te decía que lo tuyo no era pelo, eran colas de chancho. ¿No te acordai?
- ¡Ese era! Por culpa de ese imbécil, estuve como 4 años alisándome el pelo todos los días!!!. De puro traumada
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Vicente me mandó como 20 líneas de jajajajajaja. Se reía, me imagino que a gritos, igual que cuando éramos más chicos y sus amigotes me torturaban un rato. Esteban siempre me molestaba, por todo. Me decía que era fea, gorda, chica y tonta, llena de colas de chancho en la cabeza. El complejo de patito feo que me creó no se me quita aún... No sé por qué, pero la foto del pato amarillo en su ventana me pareció alusiva e intencional. Lo odié por eso.
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- ¿Cómo es que la Oma quiere tanto a tu amigo? Es un imbécil!!!
- Y tú eres una tonta... ¿o acaso no eres capaz de enviar tus mensajes por la ventana correcta?
- ¿Esteban? ¿Tú otra vez? ¿Por qué te apareces de nuevo?
- Bah, tú me hablaste. Pensé que sería para devolverme la cajetilla que te fumaste... o al menos para dar las gracias por los cigarros
- Eres un cretino. No te preocupes, te voy a comprar veinte cajetillas para que dejes de huevearme
- Jajajajajajajaja. Dudo que puedas hacerlo, si te dejaron sin mesada
- ¿Cómo sabes tanto? ¿Acaso me espías?
- La Oma me contó el otro día, cuando fui a su casa... no es que me interese particularmente tu vida. Así que chao, María Isabel.
- No me digas María Isabel. ¡Me carga!
- Bueno saberlo, María Isabel
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Y se desconectó, así de simple, dejándome sola con mi rabia, el muy idiota. No sé por qué me acordé de Helen: "son tal para cual". En una de esas hasta los presento, para que se hagan la vida imposible el uno al otro. Voy a tener que hablar con la Agustina. Porque definitivamente esto no se puede quedar así. Esto pide a gritos un P.I.V.

Donnerstag, Februar 02, 2006

I am your brother!!!

Mi Oma es la reina de las sorpresas, de eso no cabe duda. Llevaba 3 días en su casa, cuando me pidió que la acompañara al escritorio de mi abuelo. Ante mi asombro, prendió el computador y se conectó a Internet...
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- Isa, linda, ¿puedes iniciar mi sesión de Messenger? Es que se me cansa mucho la vista con la pantalla.
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MESSENGER!!!! MI ABUELA TIENE MESSENGER!!! Ok, lo acepto, me encanta que mi abuela sea tan moderna, pero todo tiene sus límites... simplemente no lo podía creer. ¡Las abuelas no tienen Messenger! ¡La señora es casi octogenaria!
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- Oma... ¿tienes... Messenger?
- ¡Claro! ¿Cómo crees que hago para conversar con tu hermano sin que tu abuelo se queje de la cuenta del teléfono?
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Y lo dijo tan convencida, que sólo pude pensar que era de lo más natural, y que la anacrónica era yo, pero... ¡es que mi abuela tiene messenger! Oma se limitaba a responder mi expresión de desconcierto poniendo su mejor cara de ironía. "Antes de que te desmayes, la cuenta la abrió tu hermano, yo no sé usar bien estas cosas", me dijo, divertida. "Normalmente, Esteban viene a la casa, escribe lo que yo le dicto, y me lee lo que responde Vicente, pero no me gusta molestarlo tanto, así que tú serás mi secretaria mientras estés acá". Me pareció justo, pero... ¡es que mi abuela tiene messenger!
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Lo reconozco, actué como una cavernaria. Me tomó unos 15 minutos superar la conmoción inicial, pero de a poco me fue gustando la idea. Al final, lo encontré fantástico. O sea, ¿quién puede decir algo así de su abuela? ¡Yo, y nadie más! Me creía la muerte. "Espera a que le cuente a la Agustina", le dije a mi Oma.
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- Ah, no, adoro a la Agu, pero esto es un secreto... ¡¡¡no puedo malcriar a mi nieto a la distancia si tus papás se enteran!!!
- ¿Malcriarlo? Y yo que creía que le dabas buenos consejos...
- ¿Buenos consejos? Jajajajajajajajajajajaja... Isa, es una broma, ¿verdad?
- Ehhhh, pseeeee... en fin. ¿Cuál es tu nombre de usuario?
- Cyber-Oma
- Me estás...
- ¡Sin palabrotas, María Isabel!
- Lo siento...
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Abrí su sesión. Apenas alcancé a notar que tenía sólo 2 contactos, cuando apareció una ventana de conversación.
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What a hungover!!! dice:
Quibossssssss, Oma!!!!
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Tras cinco segundos de vacilación de mi parte:
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Cyber-Oma dice:
¿Vicente? Vicho, no soy la Oma
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What a hungover!!! dice:
¿Esteban? ¿Y de cuándo acá me decís Vicho, maraco?
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Cyber-Oma dice:
No, tampoco. Soy la Isa
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What a hungover!!! dice:
¿Isa? WEEEEEEEEEEENA, HERMANITA!!!!! ¿Qué cagá te mandaste?
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De salón mi hermano. Bueno, yo no lo hago nada de mal, pero igual, por muy moderna que sea mi abuela, me dio un poquito de vergüenza leerle las respuestas de mi hermano. "Ya estoy acostumbrada", me dijo, "pero no creas que eso te autoriza a tí a ser mal hablada". La Oma de siempre estaba de vuelta. Y, delicada como es ella, decidió que mi hermano y yo teníamos que hablar, así que se fue a buscar a la Olguita. Por quinta vez en los últimos quince días tuve que contar la historia de las patas de pollo.
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- He tenido que contarlo tantas veces, que ya no tiene gracia.
- Qué quieres que te diga, yo lo encuentro genial.
- Claro, porque no estás castigado, no tienes a una gringa idiota metiéndose en tu vida y no te joden en el colegio...
- No, pero papá me cortó la tarjeta de crédito, tengo como 4 millones de gringos idiotas metiéndose en mi vida SOLAMENTE EN ESTA CIUDAD y me joden en la universidad.
- Gracias, acabas de destruir mis sueños de hacer un doctorado fuera de Chile.
- Jajajajajajajaja... bienvenida al lado oscuro. También conocido como la cofradía del terror.
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Y mientras Vicente me contaba de la rama maldadosa de la familia, apareció otra ventana de conversación... pero eso, con detalles y otro día.

Sonntag, Januar 15, 2006

Castigo Ejemplar, segunda parte

- Muy bien, estoy esperando...
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Ya, estaba perdida. Oma me miraba con cara de pocos amigos y yo no sabía qué responder. Había que decir la verdad no más. Sí, hace un rato que fumo (un buen rato), pero no es para tanto. Bueno, no era para tanto hasta que la idiota de Helen abrió su bocota. Porque, claro, como ella es la niña perfecta, la que nunca hace nada malo y nunca se equivoca, entera rosada ella...
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- ¿Qué haces que no respondes?
- Lo siento, Oma...
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Y de verdad que lo sentía. Trato de pensar las cosas antes de responder, como para no meter las patas, digo. Porque siempre que hablo sin pensar, necesariamente salgo con alguna pesadez y entonces me meto en problemas y para cuando me doy cuenta de eso ya es demasiado tarde y...
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- María Isabel!!! Reacciona!!!
- Ay, Oma, estoy pensando...
- No hay nada que pensar.
- Ya, ¿y qué se supone que te diga?
- Simple. Parte por explicarme por qué estás fumando.
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Bueno, eso era fácil. Oma seguía levantando su temible ceja derecha (la de los enojos) mientras yo le contaba que empecé a fumar a los 15, cuando me fui de intercambio, pero que en verdad no es para tanto y que sólo fumo cuando voy a algún carrete, fumadora social que le dicen, es que en mi Austauschschule todos fumaban y bueno, de puro mona me puse a fumar yo también... Pero no era eso lo que mi Oma quería saber.
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- Ahórrame los detalles. Siéntate. ¿Quieres un cigarro?
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Was? ¿Oma ofreciéndome un cigarro? No sé qué cara de espanto puse, pero Oma sonrió, prendió la campana de la cocina, abrió una ventana (que daba a un pequeño patio interior que yo nunca antes había visto) y de un cajón sacó una cajetilla de Viceroy Ultra... los mismos que yo fumo!!!
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- ¿Y eso?
- ¡Ah! Son de Esteban, pero no creo que le moleste que le saquemos uno.
- ...
- Y no. No es una pregunta capciosa.
- ...
- Tampoco te estoy poniendo a prueba.
- Ya. ¿Y cuándo aprendiste a leer la mente?
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La sonrisa de mi Oma se transformó en una carcajada. "Te darás cuenta de que no es la primera vez que me veo en esta situación", me dijo. Yo debo haber tenido una cara de espanto de antología, porque Oma no paraba de reir, mientras sacaba un par de vasos. "Si saca una botella de whisky, me pego un tiro", alcancé a pensar, pero en vez de whisky... apareció con un jarro de pisco sour.
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- Creo que ya estás en edad de probar el legendario pisco sour de tu abuela... ¡Y cierra la boca, niña, por Dios! Se te va a caer la baba.
- No importa, tengo más...
- Ah, las ironías de mi nieta. Veo que ya reaccionaste.
- Lo siento, Oma.
- ¿Por qué? Me divierten, igual que a tu abuelo.
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Así que tengo fan club familiar, eso no me lo esperaba. Prendí mi cigarro y probé el pisco sour. ¡Delicioso! Entonces, Oma volvió a la carga. "Lo que no entiendo, Isa, es por qué estás fumando... en tu pieza". ¿Era eso? La verdad es que Helen me deja tan estresada que TENGO que fumarme un cigarrito en la noche, antes de dormir. Como papá se ha negado sistemáticamente a llamar a un gásfiter para arreglar la cañería (ya lo voy a arreglar, dice con su orgullo herido de macho), y el cuarto de invitados sigue cerrado, tengo al ejemplar de exportación 24/7... es mucho para una simple mortal.
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- No puede ser para tanto...
- Es que, Oma, tú no sabes lo que es vivir con ese engendro. ¡Me invade! Me botó mis CD´s de Iron Maiden porque decidió que "no es música para niñas", y ahora tengo que escuchar Aqua todo el día!!!
- Pero cómo te pones a fumar en la pieza, con ella ahí.
- Pero fumo con la ventana abierta... es más, me cuelgo de la ventana, lo más afuera de la pieza posible. Uno de estos días voy a salir volando.
- Mmmmmm
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Oma escuchaba en silencio y pensaba. Bebía su pisco sour y me miraba. De pronto, habló: "Tengo una idea". ¡¡¡Las 3 palabras más esperanzadoras que le he escuchado decir a alguien!!! Podría haber llorado de felicidad.
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- Vamos a hacer lo siguiente. No vas a Pucón.
- ¡Pero por qué!
- Escúchame. Te vas a quedar acá, con nosotros. Mientras ellos están en Pucón, llamamos al gásfiter para que arregle la cañería. Cuando vuelvan, Helen se va al cuarto de invitados y problema resuelto.
- Oma, te adoro. ¡Eres genial!
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Así de simple, Helen fuera de mi pieza, y por si fuera poco, dos semanas de descanso del engendro ese... era demasiada felicidad. Abracé a mi abuela. Y mientras la abrazaba, de pronto, me invadió la curiosidad: "Oma, ¿qué le dijiste a Vicente cuando chocó el auto?". Mi abuela se atragantó de la risa.
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- Eso es secreto de Estado.
- Ay, cuéntame. ¡Te juro que no digo nada!
- Es que no vas a decir nada... por cierto, más te vale que pongas cara de compungida cuando salgamos de acá, sino se nos va todo a la punta del cerro. Lo que no entiendo es cómo no te sacaste el cacho de encima.
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Le conté de las patas de pollo. Oma se retorcía de la risa, imaginándose a Schwester Hildegard, la rectora, arrancando de la lluvia de extremidades aviares que caían sobre su cabeza: "Habría pagado por ver eso, ¡con lo gorda que está!". Estuvimos riéndonos mucho rato. Oma seguía sin entender cómo me habían pillado, pero ¿cómo no me iban a pillar? La cara de pícara que puso mi abuela era de campeonato.
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- Es que a mí no me pillaban nunca
- ¿Cómo? ¿Tú también hacías maldades en el colegio?
- Ppppffff, claro!!! Patas de pollo, una cabeza de chancho en la oficina de la madre superiora... se parecen, ¿no crees? Creo que es genético.
- ¡QUÉEEEEEE???
- ¿Qué de qué? ¿Te sentías original? Lamento informarte que te llevo varios años de ventaja...
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Pasamos las siguientes dos horas hablando de las travesuras de mi Oma en el internado de monjas de Talca. ¡Por Dios que tiene historias la señora! Me reí hasta que me dolió la guata y lloré tanto de la risa que mis ojos enrojecieron. De pronto, Oma decidió que ya era hora de salir. Me pasó la cajetilla con un "yo le compro otra a Esteban después".
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- ¿Quién es Esteban?
- Es el mejor amigo de tu hermano. ¿No te acuerdas de él?
- No...
- Es encantador, me agrada ese muchacho... claro que no te acuerdas, ¿cuántos años tenías cuando Vicente se fue? ¿10, verdad? Ha pasado mucho tiempo...
- Oma, con suerte me acuerdo de la cara de mi hermano...
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Mi abuela se rió de nuevo: "Mira, antes de que salgamos, te voy a decir una cosa. Es más bien un consejo". La escuché atentamente, sólo para decidir que mi abuela es un genio.
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- Isabelita, nunca olvides lo siguiente: Una amiga tonta es diez veces más peligrosa que una enemiga...
- Oma, Helen NO ES MI AMIGA.
- Me alegro. Pero ella cree que sí... ten cuidado.
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Entonces, abrió la puerta. Todos miraban, expectantes. Quise reirme, pero mi abuela estaba ahí, de pie junto a mí, en su mejor caracterización de señora-de-edad-enfurecida. Me quedé en silencio. Y mientras mamá me abrazaba, pensando en que lo había pasado realmente mal en el repostero, Oma dictaba su sentencia. Por lejos, el mejor castigo de mi vida!!!!